TESTAMENTO DE UN PESCADOR

'' Pesco por que me gusta pescar,porque disfruto de los lugares invariablemente hermosos,donde se encuentran truchas y me disgustan los lugares, invariablemente feos,donde se juntan las multitudes. Pesco porque así escapo de los anuncios de televisión,de los cock-tails y de las falsas actitudes sociales.

Porque en un mundo donde la mayoría de los hombres parecen transitar la vida haciendo cosas que detestan,mi pesca es a la vez una fuente inagotable de goce y una pequeña rebelión,porque las truchas no mienten,ni hacen trampa,no pueden ser compradas ni sobornadas o impresionadas con el poder,sino que responden únicamente a la quietud,a la humildad y a una infinita paciencia.

Porque sospecho que los hombres recorren este camino por última vez y no quiero desperdiciar el viaje,porque misericordiosamente no hay teléfonos en los ríos de truchas,porque solamente en los bosques puedo encontrar la soledad sin sentirme solo,porque el whisky que se toma en una vieja taza de latón siempre sabe mejor,porque tal vez un día atrape una sirena,y finalmente no porque considere que pescar sea tan terriblemente importante,sino porque sospecho que tantas preocupaciones de los hombres son igualmente intrascendentes y ni por asomo tan divertidas''

ROBERT TRAVER.

sábado, 26 de septiembre de 2009

SARGOS DE NORDESTE








El martes pasado nos acercamos nuevamente Vázquez y yo a mis queridas tierras gallegas a pasar una jornada tras los sargos. Como de costumbre, el cebo empleado fue esguila (quisquilla viva) ya que para mi es el mejor cebo para pescar a boya, tanto sargos como robalizas, y mas aun en estos meses de aguas claras y pesca fina, donde aguanta los sargos activos en la calada sin atraer tan rapidamente la molesta presencia de las bogas como el macizo de anchoa, el cual dejamos para contadas ocasiones junto a la gamba para las jornadas invernales y para mareas en las que por el horario no es posible coger esguila.
Pescamos una calada que da muy buenos resultados con vientos fuertes de nordeste y aunque a priori parece que es una zona en la que este odioso viento va a pegar de frente, increiblemente no pega apenas y sin embargo si lleva un par de días soplando o si va acompañado de 1,5 o 2 metros de mar, deja la calada en unas inmejorables condiciones para los sargos.El Wind Gurú acertó con la velocidad del viento pero la predicción de la intensidad de la mar se quedó un poco corta y dejó la calada bastante escasa de mar en las primeras horas de subida de marea, pero buscando una pequeña rompiente y afinando el material, conseguimos engañar unos cuantos sargos.Este es el aspecto que presentaba la calada un par de horas antes de la pleamar:La mayoría de los sargos salieron en el pozo que se forma entre esas tres piedras.
Uno de los sargos que salieron. Al final pescamos 10 ó 12 mas, que a estas alturas de la temporada, con lo maleados que están y tal como estaba la mar no está mal del todo.
Material empleado:
Seaguar fx - 0.20
Hi Scrach - 0.23

martes, 15 de septiembre de 2009

CAJAS PARA MOSCAS DE LUCIO

Uno de los problemas que solemos tener los pescadores de lucios a mosca es encontrar cajas apropiadas para albergar de forma organizada las grandes moscas que se emplean en este tipo de pesca. Una de las opciones mas utilizadas son las clásicas cajas con interior de foam en tiras o escalonado, pero estas cajas tienen el inconveniente que para clavar las moscas en el foam tenemos que doblar el antialgas y con el tiempo este queda deformado y pierde toda su funcionalidad.
Otra opción es colocarlas en esas mismas cajas pero sin clavar las moscas, con lo cual no estropeamos el antialgas pero entonces tendremos todas las moscas revueltas en la caja y cada vez que la abramos nos encontraremos con un confuso ovillo de anzuelos y pelos. Una opción más son las típicas cajas transparentes con compartimentos, pero si tienen bastantes huecos, son demasiado grandes para los bolsos del chaleco y además los compartimentos predeterminados no se adaptan al tamaño de nuestras moscas, bien sea por que no nos entren de ancho por el antialgas, o por la longitud de los compartimentos respecto al tamaño de las moscas.
Como solución a estos problemas, yo utilizo unas cajas grandes pero que entran perfectamente en los bolsos del chaleco. En el fondo de la caja le pego tres potentes y pequeños imanes que puedan adherir perfectamente anzuelos de acero inoxidable, y en la tapa superior pego otros tres imanes iguales, pero al lado opuesto que los de la parte inferior, para que no se atraigan entre sí.
De esta manera dispondremos de 6 moscas por caja, sujetas individualmente, sin mezclarse unas con otras y sin estropear los antialgas.
Para colocar los imanes correctamente, marcamos con un rotulador el lugar donde van a ir colocados y seguidamente los vamos pegando con Loctite, dejando secar uno antes de pegar el siguiente para que no se atraigan entre sí. Posteriormente les aplicamos una capa de epoxi alrededor para acabar de asegurarlos a la base con una mayor superficie de contacto.

viernes, 4 de septiembre de 2009

LUCIOS A MOSCA Y RECORD PERSONAL











La semana pasada estuvimos Vázquez y yo pescando unos lucios a mosca. Las perspectivas no eran buenas, ya que el verano y el otoño pasados fueron auténticamente nefastos en cuanto a capturas y la primera salida de este año en compañía de Luis y Raúl más de lo mismo, capote total y lo peor es esa sensación interior, producto de muchos años de pesca a las espaldas, de que algo grave está pasando. Todos sabemos que los lucios tienen días de actividad y días mas apáticos pero cuando se acumulan las salidas de pesca, cambiando de zonas y escenarios, y ni tan siquiera los pequeños lapiceros, siempre frecuentes en cualquier sitio, no hacen acto de presencia, la cosa empieza a ser alarmante.
Lo único que me hace dudar y me da esperanza es que hace solamente dos años era común en una jornada, tocar diez o mas peces cada uno, y me extraña que en tan poco tiempo algo tan grave haya podido ocurrir para llegar a esta situación, incluso en escenarios separados bastantes kilómetros entre sí.Pero bueno, el virus está en la sangre y cada cierto tiempo se manifiesta, así que el jueves intentamos de nuevo dar la vuelta al partido, y si no, por lo menos, disfrutar de una jornada de pesca en el río en soledad, algo muy de agradecer en los tiempos que corren.
El río estaba algo alto y empezamos a pescar las primeras posturas sin ninguna picada. Malo. El guión se repite, los fantasmas empiezan a hacer acto de presencia. Las primeras discusiones absurdas y los primeros cagamentos hacen su aparición y el desánimo empieza a hacer mella en Vázquez y en menor medida en mí, pero pese a todo probamos en el último tramo, el cabecero de una profunda tabla. Y entonces ocurrió. Debajo de unos árboles de la orilla veo perfectamente a través de las polarizadas cómo un enorme lucio atrapa mi mosca.En ese momento soy consciente de que al otro lado de la linea hay un lucio de los que uno siempre sueña con coger pero nunca espera que le toque, y menos a mosca y desde orilla.Pero este pensamiento pasa fugaz por mi cabeza cuando con una carrera de una rapidez y potencia descomunal, el kíller sale como una locomotora a refugiarse debajo de las ramas que se adentran en el río.
La caña del nueve se dobla hasta el mango mientras fuerzo el terminal de acero de 20 libras y el bajo del 0.35 al límite de su resistencia, pero la cola de rata cortando las aguas bajo las ramas y el estruendo de una enorme cola explotando la superficie en la orilla, tras el laberinto de vegetación que hace de techo natural sobre las aguas, me hace ver que mis esfuerzos por frenar su carrera son inútiles.
A duras penas y tras tres o cuatro potentes carreras consigo sacarlo unos metros fuera de la traicionera maraña de troncos y raíces. En ese momento creo que ha pasado lo peor, pero mientras lo voy acercando hacia mi, tras una corta carrera, el lucio se queda trabado en el lecho del río.
Pasan los segundos y el pez sigue anclado en el fondo. Mis esperanzas se diluyen como un azucarillo en un vaso de agua. ¡¡¡¡ Tanto nadar para morir en la orilla ¡¡¡¡. Era lógico, tenia que ocurrir, demasiados obstáculos sumergidos como para que un lucio viejo y astuto no aprovechase su última oportunidad.
A instancias de Vázquez y con muy pocas esperanzas, bajo unos metros río abajo para tirar mas en paralelo del pez y de repente noto unos cabezazos al extremo de la linea. Increíble. Poco a poco el pez va saliendo de su refugio. La suerte quiso que en vez de una rama fuese una manta de algas donde estaba bloqueado. Al fin, con calma, logro llevarlo junto a nosotros y observar asombrado su tamaño. Es curioso, comparado con los lucios de tres a cinco kilos que cogemos habitualmente, me pareció irreal, desmesurado, pero también precioso, fiero, imponente. Un animal portentoso.
Unas rápidas fotos para prolongar en el tiempo ese mágico momento y un gran lucio que vuelve conmigo a casa, vivo, en una tarjeta de memoria en lugar de muerto en el maletero del coche.
Breves instantes después, los sauces y alisos de la orilla son mudos testigos del merecido retorno del Señor del río a las aguas que le vieron nacer.
Ahora solo queda el murmullo del agua. Que rápido ha pasado todo.....

Crónica de la captura de un lucio de 110 centímetros a mosca, en un lugar de cuyo nombre no quiero acordarme.......